Inteligencia Artificial y Humanidad Interplanetaria: Al fin algo a nuestra altura

2025-09-02 · Pedro Tellería

Durante las últimas dos décadas, la tecnología se había vuelto aburrida. Tras la revolución de los ordenadores personales, las hojas de cálculo, el auge de la programación accesible, y la aparición de internet, entramos en un largo letargo. Las redes sociales, los smartphones o el e-commerce fueron mejoras, sí, pero no generaban ilusión. Eran extensiones funcionales, no revoluciones vitales. Hasta que, por fin, han vuelto a aparecer dos proyectos que nos despiertan algo esencial: la Ilusión.

Porque la vida, en el fondo, es eso: Ilusión. La Ilusión es el combustible de la acción humana. Sin ella, el ser humano se marchita, se vuelve cínico, narcisista, atrapado en el presente porque el futuro parece inalcanzable.

La Ilusión perdida
Pongamos un ejemplo. Eres joven, tienes un sueldo medio, y sueñas con independizarte. Pero los precios de la vivienda son absurdos, inalcanzables. Entonces tu cerebro hace clic: "No tiene sentido ahorrar". Y lo que te sobra lo gastas en viajes, ropa, fiestas, caprichos. No porque seas superficial, sino porque no ves un futuro por el que valga la pena sacrificarse. El sistema ha apagado tu Ilusión.

Este fenómeno no es nuevo. A lo largo de la historia, ha habido épocas donde la humanidad bullía de entusiasmo (como durante la carrera espacial de los 60s), y otras donde se arrastraba sin rumbo (2001-2022).

La experiencia del pasado: de la ciencia a la acción
Quien viviera los años 70, 80 o 90 con mente curiosa, sabe de lo que hablamos. La ciencia te atrapaba.
• Se descubrían los quarks, se rompían los protones, la física-subatómica avanzada a zancadas.
• Los ordenadores personales llegaban a los hogares.
• Programar en Basic, Fortran, C++ era accesible, emocionante.
• Herramientas como las hojas-electrónicas multiplicaban nuestra capacidad de simulación.
• Programas de Elementos-Finitos (FEMs), CAD, CAE, nos permitían avances por múltiplos en ingeniería
• La Robótica nos permitía fabricar coches y aviones reduciendo la monotonía e imprecisión asociada al trabajo humano.

Todo eran novedades que nos aportaban el "poder de crear". Cada nueva tecnología era una palanca.

Pero el nuevo siglo se volvió trivial y aburrido
Y eso es lo que habíamos perdido con el nuevo siglo.

Tras la crisis de internet "Crisis Punto.com" en el 2001 (y una larga serie de crisis subsecuentes), la tecnología nos abandonó. Redes sociales, extensión del comercio-electrónico, los Smart-Phones (meros ordenadores de mano), y poco más. Durante 20 años de aplicaciones superficiales, postureo digital y herramientas que no generaban profundidad vital (aunque alguna como Google-Maps fuese muy útil). Meros juguetitos en la palma de la mano, consumiendo nuestro tiempo y atención, distanciándonos del contacto personal, distanciándonos de la naturaleza y el mundo real, distanciándonos del aburrimiento constructivo e innovador.

Hoy, sin embargo, algo está cambiando. Y de forma radical.

La Humanidad Interplanetaria: un sueño real
Gracias a empresas como SpaceX, por primera vez en siglos, la posibilidad de que el ser humano habite otros planetas ya no es ciencia ficción. Es un proyecto en marcha. Puede tardar décadas, sí, pero es tangible. Imagina lo que eso significa para una generación entera de jóvenes: pensar que pueden formar parte de la historia que lleve a la especie humana a convertirse en interplanetaria.

Esta narrativa tiene el poder de motivar, de formar vocaciones, de encender pasiones. Como lo fue en su momento la conquista de los mares durante la Edad de los Descubrimientos, o el Apolo 11 en 1969, este nuevo horizonte está llamado a redefinir el sentido de la aventura humana.

La Inteligencia Artificial: una herramienta sin precedentes
En paralelo, estamos presenciando el nacimiento de la herramienta más poderosa que el ser humano ha creado jamás: la Inteligencia Artificial.

Del mismo modo que el fuego o la rueda multiplicaron nuestra fuerza física, la IA promete multiplicar nuestra capacidad intelectual. No hablamos de simples algoritmos o chatbots. Hablamos de una extensión real de la mente humana. Una herramienta que podrá convertir ideas en prototipos, pensamientos en textos, bocetos en productos. Y todo en tiempo real.

La IA bien usada no sustituye al humano: lo amplifica. Nos libera de tareas repetitivas, nos permite pensar en problemas más complejos, nos obliga a desarrollar criterio, juicio, creatividad. Y eso, una vez más, genera Ilusión.

Como la imprenta en el Renacimiento o la máquina de vapor en la Revolución Industrial, la IA cambia radicalmente el alcance de nuestra mente y nuestro impacto en el mundo.

Y si seguimos a Nietzsche, que decía que "el hombre es algo que debe ser superado", podríamos ver la IA como un paso en esa dirección: una herramienta para trascender nuestras limitaciones cognitivas.

¿Sabemos lo que es la Consciencia? ¿podrá la IA ayudarnos a entenderla? muchos confiamos en esa dirección.

El futuro como reto, no como amenaza
Hoy tenemos dos palancas que pueden cambiar el rumbo. Pero también tenemos una decisión que tomar: ¿las veremos como amenazas o como oportunidades?

La exploración espacial no es un capricho de millonarios. Es una apuesta por la supervivencia y la grandeza. Como lo fue circunnavegar la Tierra, conquistar el aire o pisar la Luna.

Y la IA no es (solo) un riesgo de control y manipulación, sino una herramienta que puede liberar el potencial de millones de personas.

Volver a tener Ilusión no es una trivialidad. Es un deber civilizatorio. Las nuevas generaciones merecen sueños grandes, no solo salvapantallas bonitos.

Conclusión: El regreso de la Ilusión
Tras décadas de tecnología funcional pero sin alma, por fin tenemos ante nosotros proyectos a nuestra altura. La Humanidad Interplanetaria y la Inteligencia Artificial son algo más que avances científicos: son narrativas que pueden devolvernos la energía de vivir, de aprender, de construir.

Y eso, en una sociedad adormecida y sin horizonte, puede marcar la diferencia entre una generación perdida y una generación legendaria.

La Ilusión ha vuelto. Ahora nos toca estar a su altura.